Desde el ambón de mi ventana: El secreto de "la chancla"

"Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente"

Con esta célebre frase de mi paisano cordobés del siglo I A. de C., Lucio Anneo Séneca, quiero dar asiento y base a esta mi andadura personal por los extensos llanos y valles de la red de redes, a veces en sombra y otras llenos de cromatismo, de lo que muestro al mundo "Desde el ambón de mi ventana".

No quiero, ni obligo, ni necesito que se me oiga. Ni pretendo encontrarme siempre en posesión de la verdad. Solo siento la necesidad de expresarme.

Sin falsos apodos ni pseudónimos que puedan hacer fácil esconder un criterio personal, una idea, un pensamiento, razonamiento o reflexión en voz alta que decida compartir con toda aquella persona que humildemente se disponga a leerme.
Dando la cara. Con nombre y apellidos.
¡Por derecho! Como van los pasos andando de frente con paso largo racheao.

Con errores. Reconocidos, reconocibles y asumidos de entrada debido a mi condición humana. Pero sin nada que enturbie o disfrace mi persona.

Y concluyo con esta otra frase de Séneca que tomo prestada y hago mía con la que me auto confieso culpable de todo lo que de mi mente y mano vea la luz... "Desde el ambón de mi ventana":

«No hay, en mi dictamen, hombre que aprecie más la virtud y la siga con más gusto, que el que por no hacer traición a su conciencia, ha perdido la reputación de hombre de bien».

Desde el ambón de mi ventana

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13 de noviembre de 2012

El secreto de "la chancla"