18 de julio de 2012

¿Hasta dónde se debe llegar?

En cuestión de cofradías, de hace unos años a esta parte, existe cierta inquietud por saber todos los entresijos, historia, venturas y desventuras de una Hermandad, desde el patrimonio histórico-artístico hasta las más lúgubres anécdotas de la propia en el devenir de los años. Enseres, archivos documentales y fotográficos con cierto valor histórico y quizás inéditos al gran público hasta la fecha, aparecen prácticamente, sino a diario cada tercer día, en webs, blogs y redes sociales. También existen ediciones de reciente publicación que son auténticos trabajos de "arqueólogos cofradieros" muy recomendables de ocupar un lugar en nuestra biblioteca.

Y está, si no bien, más que bien, siempre que se haga con rigor y respeto, si la Hermandad utiliza estos estudios, trabajos o hallazgos como medio para una mejor conservación del patrimonio y como fuente de conocimiento e historia donde, los hermanos, y nosotros los muy capillitas y "jartibles", podamos ilustrarnos y aumentar nuestros conocimientos. Y no en cambio, utilizar ésto ajenos al propio fin con el que fueron realizados, sino con fines malévolos propios de chavalería, chiquillería y réptiles con lengua bífida en busca de fechorías que merecerían... Cada cual que imponga su justicia porque todos conocemos a uno/s, con seguridad.



Ahora está de moda lo tecnológico. Gracias a los incesantes avances en la tecnología para el estudio de las obras de arte, los que seguimos de algún modo ésto con cierta curiosidad, podemos ver imágenes de los procesos de restauración tratadas con un cuidado, rigor y respeto propios a la obra, tanto si es sacra como no. Lo científico es lo científico y ayuda, como decía antes, a una mejor conservación. Pero si es cierto quizás, que cuando se trata de obras sacras y concretamente titulares de alguna de nuestras hermandades que atañen a nuestra patria sentimental, existe cierto pudor a la hora de mostrar algunas imágenes que, irremediablemente han de darse debido al trabajo y estudio desempeñado sobre ellas durante el proceso, tanto de restauración como de creación. Al igual que se dan en cada ocasión que el vestidor y las camareras se disponen a cambiarlas de terno. Y es aquí donde aparece esa línea delgada y finísima que separa, vamos a llamar "lo uno y lo otro". No seré yo quien lo denomine si bueno-malo, correcto-incorrecto, lícito-ilícito o propio-impropio.

Pero vamos a centrarnos en lo relativo a nuestras imágenes titulares ya que comenzamos diciendo eso de "en cuestión de cofradías..." Todos tenemos claro, y el que no lo tenga tiene un problema, que las imágenes procesionales salen de las manos del hombre y de qué materiales están hechas. Todos sabemos a su vez que hasta no recibir la bendición de manos de un sacerdote, la imagen no deja de ser una mera obra de arte sin más valor que el artístico por el momento, aunque en nuestro interior ya sea algo más que todo eso. También sabemos que son muchas las cofradías y muchos los capillitas que guardan celosamente fotografías del proceso de creación de su Cristo o su Bendita Madre. En su momento se llegó incluso a realizar una película sobre el proceso de creación de la que sería y es actualmente imagen titular de una Cofradía. Casi todos los cofrades hemos visto en algún momento "Divina Madera" y si no, pueden encontrarla en la red sin ningún problema. Eso sí, todo realizado con el máximo rigor y respeto.


Y me pregunto, ¿no se podrían hacer o haber hecho estas películas con imágenes secundarias en lugar de emplear imágenes del Señor o la Virgen? No quiero con esto abrir un debate sobre la edición de "Divina Madera". Y me explico.

Como decía, este afán por saber, esta curiosidad por conocer, diré que no se puede considerar algo negativo sí como decimos, y me reitero, es siempre desde el rigor y el respeto. El ánimo de mostrar por parte de hermandades, imagineros o restauradores (siempre hago esta pequeña diferenciación entre ambos porque entiendo son distintos aunque muchos, por eso de que "hierva la olla" y "la pela", lo unan) lo que hasta ahora no se conocía o no se había mostrado, camina por esa línea delgada y finísima que antes mencionaba.
Tanto las hermandades como los imagineros están en su pleno derecho de mostrar "ciertas" instantáneas de sus titulares u obras en proceso de ejecución. Todo esto a su vez es también muy relativo por que aquí pueden entrar en juego las claúsulas que se relacionen a la hora de la firma del contrato con el susodicho imaginero. En el caso de los profesionales de la restauración están sujetos al propio trabajo o estudio realizado sobre la obra y de alguna manera, supongo, las hermandades podrán poner voz a la exposición de estos trabajos al público o no. Pero no es el caso que nos ocupa.


El caso en cuestión es que como todo en la vida, se puede convertir en un arma de doble filo utilizada en este caso por, como los denominó Julio Domínguez Arjona, "kapillitas y kofrades redescubridores de nuestras tradiciones, ciegos seguidores de la prensa morada", y añado, por eso de la moda tecnológica, internet, que desconocen el uso de las palabras rigor y respeto desde que dejaron parbulario, o que simplemente no conocen lo que es bueno-malo, correcto-incorrecto, lícito-ilícito, propio o impropio debido a falta de formación. Y esto es perfectamente extensible a cualquiera de ellos que animados por su afán de kapillita y pasión kofradiera, deciden cursar estudios de arte donde, se supone, se forman y aprenden. Y lo que mejor se aprende cuando uno esta en el tajo es si sirve o no sirve, si tienes o no cualidades. Yo, sin ir más lejos, estando en el tajo ante un trozo de barro me di cuenta y aprendí que lo mío no era crear, por mucho interés que le pusiera. Así que tuve que optar por otro camino. Una retirada a tiempo dicen que es una victoria.

Retomo y enhebro el tema. El cóctel (según la RAE) está servido. La inquietud por saber todos los entresijos, historia, venturas y desventuras de una Hermandad; la aparición sino a diario cada tercer día, en webs, blogs y redes sociales de documentos y fotografías con cierto valor histórico quizá inéditos al gran público hasta la fecha; la divulgación de películas como "Divina Madera" y el desconocimiento del significado y uso de los términos rigor y respeto por "kapillitas y kofrades redescubridores de nuestras tradiciones, ciegos seguidores de la prensa morada", ha dado lugar a un considerado número de vídeos de "neo-proevolution-imaginers" que, buscando abrirse un poco el camino y labrarse un futuro han minado youtube.Y me atrevo a denominarlos así "neo-proevolution-imaginers", porque a ninguno de los grandes imagineros contemporáneos les hizo falta en su momento para llegar a ser lo que hoy son, grandes maestros. Sólo les bastó estudio, trabajo, estudio y más horas de trabajo. Y podríamos citar una gran lista de imagineros actuales que gozan de gran prestigio.

Entiendo que desde un punto de vista mercantil es lícito hacer publicidad de su profesión o negocio. Pero hombre, ¿no daría lo mismo con un romano u otra imagen secundaria? ¡Digo yo! No hombre... Llama mucho más la atención eso que ahora está también tan de moda, el morbo por conocer lo prohibido. Que daño está haciendo "telecirco".

Pero no queda ahí solo la cosa. ¿Qué podemos decir de los programas de retoque fotográfico en manos poco avanzadas, inexpertas y con poco uso de razón? Estos programas también tienen su sitio en esta historia y han contribuido, lo están y lo seguirán haciendo para aportar montajes que, ¡vaya tela! ¿Cuántos montajes fotográficos de malísimo gusto, irreverentes y totalmente alejados del rigor y respeto hemos podido ver? En alguna ocasión dedicaré otra entrada a mostrar algunos con los que personalmente me he topado. Los niños, son niños. Hasta ahí todos de acuerdo. Pero les puedo asegurar que he dado con alguno que otro no realizados por ningún crío que es para salir corriendo como alma que lleva el diablo. Me es imposible emitir juicios al respecto.


Regresando al inicio. Por favor, ¿es necesario llegar hasta el punto de hacer más público aún cómo son nuestras imágenes titulares por dentro, apartadas totalmente de ser tratadas con rigor y respeto, con la única intención de publicitarse? Que ya sabemos cómo son. No se nos va descubrir nada. Si hasta aparecen en algunos libros de texto de algunas universidades. El que suscribe, ha visto algunos vídeos en youtube y algunas que otras fotos en diversas redes sociales sobre procesos de ejecución de imágenes de nuestro Señor o su Bendita Madre que, con todos mis respetos a los autores, no van a conocer lo que es la unción sagrada ni el llamamiento a la oración en su vida, porque, permítanme, debido a su calidad no llaman, ni invitan a la devoción ni la oración, ni lo harán jamás.

Y no es el pudor ante ciertas instantáneas lo que me lleva a compartir esta reflexión. Todo esto me lleva a pensar la cantidad de barbaridades que hacemos (vamos a meternos todos) con la imagen del Señor o su Bendita Madre. Muy sacralizadas en algunos contextos y tratadas en otros como meras y simples obras de arte o vecinas de la casa de abajo. Considero que en el término medio está la justa medida y que lo correcto es lo correcto. Y debemos empezar por nosotros mismos dejando de llamar "mi/la chari", "mi/la lola", "mi/la concha" al referirnos a la Madre de Dios. A veces, tantísima confianza llega a ser irreverente.


Y después de esto, aprendamos a tratar con el suficiente RIGOR y RESPETO a las obras sacras intentando no caer de un lado u otro de esa línea delgada y fínisima de lo correcto-incorrecto, lícito-ilícito, propio o impropio. Para nosotros, los creyentes, Dios es Dios y María es su Hija, Novia, Esposa y Madre.


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