EL DESCONOCIMIENTO DEL PORQUÉ DE LA FIESTA ES EL PRINCIPIO CIERTO DE SU PAULATINA DESVIRTUACIÓN
Hoy en Puente Genil tendrá lugar la celebración del ya tradicional y a su vez desvirtuado Jueves Lardero. Para muchos sólo es un día en el que sirve de reencuentro con los hermanos de corporación y pasar un buen rato de hermandad compartiendo mesa y mantel. Para los más jóvenes y poco instruidos en el asunto, se queda tan sólo en el primer día del año en el que se hartan de «vinate», cantan las primeras cuarteleras (mal cantadas por norma) y llegan tarde a casa.
Pero lejos de como aquí conocemos este día el Jueves Lardero es una fiesta religiosa, tradicional, de origen cristiano y de fecha incierta, aunque su raíz, "lardum", puramente latina, nos indica su origen en la Edad Media, cuando el castellano se estaba desmembrando del latín. Tenemos conocimiento a través de Juan Ruiz, arcipreste de Hita, escritor castellano del siglo XIV, de que se celebraba por algunos lugares de Castilla durante esta época.
Esta festividad tiene lugar el jueves de la semana anterior a la del Miércoles de Ceniza, inicio de la Cuaresma, tiempo litúrgico al que el Cristianismo imprimió el valor de período de limpieza, purga o purgatorio. Cuarenta días de ayunos y abstinencias, para conseguir la purificación de los fieles, que toca a su fin el Domingo de Ramos, enlazando con la Semana Santa. Así, la celebración del Carnaval, "carnem levare", - quitar la carne - se convirtió en una fiesta de despedida de la carne. Se procuraba gozar todo lo posible de la carne porque después, y durante cuarenta días, la Religión les prohibiría catarla. Hablan de ello los términos «carnestolendas» - carne que ha de ser suprimida - y Jueves Lardero "lardum" - tocino, gordo, carne gorda, grasa - y en el habla de la tierra quedaron lardero, lardear, ladrear, ladreo, referencias explícitas a las antiguas celebraciones.
La palabra lardero hace referencia a tocino, gordo, la parte menos valiosa del cerdo, la grasa o manteca y, por extensión, a toda la carne de cerdo. Cuando la Iglesia celebraba la Cuaresma, recordando la estancia de Jesús en el desierto en oración y ayuno, invitaba a los cristianos a acompañarlo privándose de comer todo tipo de carnes o derivados de animal. Por ello, para entrar con buen pie en el tiempo de ayuno y abstinencia, los fieles celebraban un día en el que estaba permitido todo tipo de excesos cárnicos, la última oportunidad de hartarse de carne hasta pasada la Semana Santa.
Aunque estas costumbres y manifestaciones son distintas de unas zonas a otras, su celebración se rastrea en todas las Comunidades de España y en todas ellas subsiste como denominador común «jornada al aire libre con la gastronomía como protagonista principal».
En Aragón, longaniza, chorizo y carne a la brasa.
En Cataluña, se denomina a este día "Dijous de gras", tortilla con butifarra y coca de chicharrones.
En algunas zonas de Andalucía, el hornazo.
En Castilla La Mancha, el panecete o panecillo.
Este es el origen primigenio del Jueves Lardero, de origen religioso, que da comienzo al Carnaval. Los demás eventos festivos, carnavales, entierro de la sardina, etc, son actos añadidos, con cierta relación con el tema, pero de origen profano.
En Puente Genil, el Jueves Lardero es la celebración del comienzo de la Cuaresma. Aunque hoy día esta celebración se ha institucionalizado, por así decirlo, con un acto organizado por la Agrupación de Cofradías, desde siempre se ha llevado a cabo en las Corporaciones Bíblicas. No obstante, la primera corporación que realizó esta celebración fue las Autoridades Judaicas «La Judea», a finales del siglo XIX, y en años posteriores se fueron sumando poco a poco el resto de corporaciones hasta llegar al día de hoy donde alrededor de una mesa se sientan los hermanos de corporación e invitados para celebrar este día en el interior de sus Casas Cuartel.
(Fuente: «Jueves Lardero de Manuel Fernández Grueso»)