1 de marzo de 2013

...saltad por la borda, como las ratas...

Lo que voy a decir a continuación quizá me haga un flaco favor, pero he de confesar que soy simpatizante y que a veces, más de la cuenta, me siento muy identificado con este hombre.

Sí. Con fama de sieso de categoría y con la cátedra de la bordería, este hombre, a pesar de esconderse tras esas gafas oscuras, dice verdades como puños. Me gusta lo directo que es aunque en ocasiones, a priori, pueda resultar totalmente abusivo. Quizá le pierdan las formas. Sí. Quizá en otras esté menos acertado. También. Pero no es menos cierto que a veces, más de las que deseáramos en la vida, sería necesario echarle el par de riles que le echa el notas al asunto y llamar a las cosas por su nombre, en lugar de dar tantísimos rodeos, por aquello de "más vale una vez colorao que ciento amarillo" y de que así tal vez entiendan el mensaje a la primera sin necesidad de adornarlo con más palabrería.

Reflexionando y haciendo un ejercicio de autocrítica, por esto de que me siento identificado con la forma de actuar y de pensar de este hombre, todos los que tal vez me han encasquetado la fama de sieso y esaborío por según qué cosas de mi vida en la calle, lleven razón. Pero bueno... Como dijo una voz popular, "a quién le importa lo que yo diga. Yo soy así...". No ha llegado aún la hora del juicio final para que me preocupe sobremanera la opinión de según qué gentes. 

Volviendo al asunto... Se ha escrito mucho sobre la "¿clase?" (¡puff!) política de España. Y eso que yo me autoconfieso como apolítico desde chiquetito pero es que ya, tras el constante bombardeo, no se los cree ni Perry Manson compadre. Cada día nos despertamos con una viñeta nueva del cómic en el que se ha convertido España. Un cómic en el que un ex-militante político roba a lo "Ocean eleven" o al estilo "Atraco perfecto" (obra maestra de Stanley Kubrick) y para más inri se permite el notas hacer una peineta con dedicatoria en público y a los tres días apuntarse al paro para cobrar su paguita por despido improcedente. ¿Es de tebeo o no? ¿Ibáñez? !Un aficionado señores! Ríase por favor.

En fin... No pretendo aburrir con lo que ya casi todos conocen, del verbo imperativo por cojones, porque nos lo ponen hasta en la puñetera sopa.

Traigo hoy a este ambón de mi ventana un artículo leñero y sin pelos en la lengua, de mano de éste publicista  dando caña y diciendo verdades sin tapujos. Gritando de forma dialéctica lo que muchos pensamos y gritamos en silencio. En realidad, no tiene desperdicio...



"Largaos de una vez. Largaos, sí. Los que trincáis, los que habéis trincado, los que permitisteis que otros trincaran y los que todavía hoy no hacéis nada por que se deje de trincar. Todos. Sobráis, de verdad, dejadnos en paz de una puñetera vez.

Dais asco. Vuestra falta de vergüenza ha llevado la nuestra hasta límites que jamás deberíamos haber conocido. Y ahora os cubrís el culo los unos a los otros, un culo que tenéis tan sucio que hasta las pústulas de vuestra ignominia os han invadido el cerebro, y ya no es posible distinguir vuestras declaraciones rellenas de mierda de la peste que emana de un zurullo común.

Callaos. Callaos de una vez. Dejad de contaminar los medios, las noticias y nuestro estado de ánimo. Dejad de hacer comunicados y ruedas de prensa, disolved todos los chanchullos, deponed vuestros privilegios y salid con la cabeza bien baja y las manos en alto.

Dejad de desanimar a la gente. Dejad de decirnos que todo fue por nuestra culpa. Dejad de tomarnos por gilipollas. Ah, y no os atreváis a volver a decir que sois reflejo de la sociedad en la que vivís. Que si robasteis fue porque os lo pusieron delante. Que sois víctimas de un vacío legal, un entorno corrupto y una dudosa moral. Que sois reflejo de la gente, representantes elegidos por el pueblo. Vosotros no sois pueblo, vosotros sois escoria.

Devolvedlo. Devolvedlo todo. El dinero, las propiedades, los cargos, las dietas, los sobresueldos, las comisiones, la dignidad que os quede y la honorabilidad que algún día se os supuso. Y cuando hayáis acabado, devolved la nacionalidad que se os dio por error. Porque no merecéis formar parte ni de este ni de ningún país. No hagáis ni las maletas, saltad por la borda, como las ratas, salid nadando. Y quien no sepa, que se joda, francamente nos da igual.

Pedid perdón. Disculpaos. Ante todo aquel que votó. Ante todo aquel que piensa seguir votando. Porque ellos han creído en un sistema democrático que vosotros habéis violado, sodomizado y puesto del revés. No, yo no os concedo la presunción de inocencia. Porque cuando uno deja que ciertas cosas ocurran, acaba siendo cómplice aunque solo sea por ignorancia, por desidia u omisión.

Y por último, largaos, sí, pero sin dejar rastro. Ni se os ocurra nombrar sucesores, ni gestores, ni primos segundos que calienten vuestra silla. No tengáis la cara dura de intentar dejar un legado. Vuestro único legado será la vergüenza. Y tampoco os atreváis a interponeros nunca más entre la gente de bien y sus lícitos objetivos. Porque en este país aún quedan ciudadanos, empresas e incluso algún político honrado que construyen, que siguen luchando y que ahora ya solo tienen una misión: que no les jodáis la vida, que les dejéis hacer.

Pero sobre todo y ante todo, por lo que más queráis, seguid ignorando estas órdenes, exigencias demagógicas de un publicista que de vez en cuando hace el capullo en televisión.

Seguid creyendo que no pasará nada. Porque así quedará menos para que pase".


¿Y ahora? ¿Seguro que no piensas lo mismo? ¿A ver si acaso no todos vamos a tener un filamento de bordería desleal a nuestra propia conciencia? 


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