La noche ha caído sobre las orillas del Genil y en la calle Casares suena "Consolatrix Aflictorum". Sólo queda rematar la faena que comenzara a las siete de la tarde, con una estocada a los sentidos que se clavará en el alma hasta el año próximo. Jornada gloriosa para tus hijos costaleros que a esta hora de la noche ya sueñan y Te anhelan Padre, consuelo del que se siente afligido.
¡Óle los que tienen agujetas en el corazón de tanto querer a su Cristo!
Siéntense, colóquense unos cascos y vibren con la serena elegancia de recogida del Señor de la caña.