A menudo resulta frecuente ver como los altares destinados a honrar con todo honor y gloria, según vemos en las barroquísimas (y alguna que otra esperpéntica) convocatorias para los cultos de nuestras hermandes de penitencia, son cada vez menos cuidados y por ende revestidos con menos honor y gloria por mucha pomposidad que se les quiera dar desde una mísera convocatoria.
No voy a entrar a enumerar las causas que propician ésto, ni si son necesarios o no estos "aparatosos montajes efímeros" porque se sumarían muchos factores y porque a más de uno le daría tregua para que me despellejara verbalmente en cualquier tertulia de barra tabernera. Pero lo cierto es que hasta en Londres saben montar mejores altares que algunas cofradías. Y a las pruebas me remito. Y la pregunta es, ¿hay que ser cofrade con estudios catedráticos en priostía para hacer algo digno? Está claro que no.
Oratorio de San Felipe Neri — Londres |