Nuestra Señora de las Angustias (Foto: La Virgen del Luto) |
Se trata de un artículo que verdaderamente no tiene desperdicio y que viene a arrojar luz ante esa corriente, al parecer para algunos, romántica o mística de vestir a la Virgen con atuendos diferentes o distintos a los que las décadas de los 80, 90 y la primera de este recién estrenado siglo nos tiene acostumbrados, pero que como van a poder comprobar tiene un motivo fundamentado sobradamente. Después, por supuesto, el libro de los gustos está abierto para todo el mundo. Pero como siempre digo, antes de manifestarse, hay que documentarse y así hablar con propiedad.
¿Quién se atrevería a decir que el blanco es un color de luto? Desde luego que en algunos países este color no es usado precisamente en las bodas, sino durante los entierros o periodos de luto, aunque al levantar la vista ligeramente a algunas de nuestras capillas y altares lo que podemos ver puede ir cambiándonos de opinión poco a poco.
Una de las más bellas dolorosas de la ciudad de Córdoba es la titular de la Hermandad del Señor de la Caridad, imagen granadina del siglo XVIII atribuida a José de Mora. Su posición arrodillada a los pies de su hijo muerto en la Cruz, una verdadera representación del Stabat Mater, así como la talla de sus ropas la hacen única en la ciudad, siendo precisamente esta última característica en la que hoy nos detendremos.
Dolorosa de la Hdad. de la Caridad (Foto: esenciascofrades.blogspot.com) |
El luto de esta dolorosa puede chocar con el que siguen algunas imágenes de candelero cuando llega el mes de los difuntos, pues el color que porta la imagen bajo su manto negro no es otro que el blanco. Combinación que no es ajena a otras muchas imágenes cordobesas, como demuestra la siguiente pintura antigua de Nuestra Señora de las Angustias u otras tantas conocidas por todos de Nuestra Señora de los Dolores.
¿DE DÓNDE VIENE LA TRADICIÓN?
D. Eduardo Fernández Merino, en su libro La Virgen de Luto, narra cómo todo comienza en el año 1565 cuando doña María de la Cueva, condesa viuda de Ureña y Camarera Mayor de Isabel de Valois, dona uno de sus propios trajes de luto para vestir la imagen de la Soledad que talló Gaspar Becerra a instancias de la reina. Tal fue el impacto de esta nueva iconografía que pronto se extendió a las dolorosas de toda la península y los territorios conquistados por España, pudiéndose encontrar aún hoy una larga muestra de estas imágenes de la Virgen vestida como una viuda castellana noble de la corte de Felipe II, no sólo dentro de nuestras fronteras, sino en diversas capitales europeas y americanas que pertenecieron a la corona española, aunque en la actualidad prácticamente se ha olvidado el origen y significado de tales vestidos.