27 de junio de 2013

La "idiotincracia" cofrade actual

Ayer me hacía eco a través de mis perfiles en las redes sociales de este artículo publicado en el blog "La Sevilla nuestra" y que al término de estas líneas transcribo.  Se trata de una radiografía de la actual, como yo denomino, "idiotincracia" cofrade con la que estoy plenamente de acuerdo, que sufro y padezco en silencio (como muchos de mis hermanos de mis hermandades) y que por mi afición a este mundo de la Semana Santa veo reflejado no sólo a nivel local sino de manera generalizada en cualquier punto geográfico de esta nuestra Andalucía.

La "idiotincracia" cofrade a la que estamos sometidos actualmente deja bastante en evidencia que definitivamente la incultura cofrade habita en mayor medida en Juntas de Gobierno y Agrupaciones de Cofradías que en el propio pueblo llano. Y ahora vendrá la tan manida expresión "pues ponte tú". Quizá una de las razones por las cuales muchos como yo decidimos dar el paso atrás en su momento y ver los toros desde la barrera, fue debido a las numerosas decepciones y actualmente aspiremos en la Semana Santa solamente a un hueco donde disfrutar y dejar para tantos ansiosos de vara dorada y pin en la solapa el papel de protagonista que buscan con tanta ansia como aparecer en la foto. La "idiotincracia" cofrade ha llegado hasta niveles insospechados donde el decoro, el respeto y la democracia han tocado fondo e imperan la mentira, el ego y las ganas de pasar a la historia de cualquier manera y a costa de todo y todos. Bastantes pruebas existen y conozco para decir ésto.

Para no aburrirles más con mi verborrea barata y siempre rechinante para oídos de algunos, cosa que me resbala como el agua por la espalda, os dejo con el artículo mencionado al inicio de estas líneas. Buen provecho y reflexionen.




"Hay que empezar a poner pie en pared. Desde hace unos años viene significándose, de manera muy especial en un sector muy determinado de la sociedad, el otorgar más importancia a lo superficial que a lo intrínseco y profundo de la religiosidad popular. Pululan delante de los pasos, que no cangrejean siquiera, unos personajes que fantasean la realidad, desvirtuando el sentido y el origen de la devoción y la piedad. Tergiversan el verdadero significado de la oración y el recogimiento a las que debe guiarnos la contemplación de las imágenes en la calle. Les importa un carajo todo esto. Lo que verdaderamente sienten, a lo que verdaderamente dan valor es a la ostentación, a la pompa y suntuosidad de un arreglo floral, dotar de materiales nobles coronas y varales y pavonear de estos logros, y lanzar proclamas y verborreas más idóneas de un evento deportivo o musical, que de una procesión de raigambres cristianas.

La formación es un hecho esencial en todos los órdenes de la vida. Con ella se adquieren valores, se alcanza la cota del respeto y hasta da presencia y significancia a la personalidad. Y hay mucha deficiencia en la formación y demasiadas redes sociales y de información, de mala información, cuando no es manipulada para la obtención intereses particulares. Hace unos años, un niño nos dijo, con toda la naturalidad del mundo, y parte de Oceanía, cuando le reprendíamos por su escaso interés por acudir al colegio, “para qué ir a las clases cuando en la tele me dicen y ponen todo lo que tengo que saber”. Desgraciadamente esta es la mentalidad que prima en un sector de los jóvenes que prefieren la facilidad en la consecución de bienes materiales, la comodidad de una existencia vacía y rutinaria, a la dificultad y trabajo que presenta la responsabilidad y el compromiso que se contrae cuando uno se proclama seguidor del pensamiento y obras de Cristo.

Lo que se está viviendo, en algunas hermandades, es reflejo de las actuaciones y movimientos de ese sector de la sociedad que sobrevive en la superficialidad y que entronca con los comportamientos inauditos, que estamos padeciendo en los últimos años, motivados por la irreligiosidad que se poltrona en las cargos de responsabilidad y en las juntas de gobierno. Gente que no ve más que espectáculo donde debe primar la piedad, elevación y consideración de su propio ego donde debe elevarse la humildad y la entrega al servicio de la comunidad que les ha situado en estos lugares prominentes del gobierno de las cofradías. Son lobos con piel de cordero que prefieren inmolar el sentido religioso en beneficio de la diversión y la fiesta. Rodear todo de un falso esplendor para intentar revestirse de gloria ante la incultura que les rodea. Eso es lo que hay y mucho me temo que seguirá si no ponemos pié en pared.

No es cuestión de volver al flagelo y al silicio, a descubrirnos las espaldas y fustigarnos hasta el desfallecimiento. Pero si habría que indagar en la condición y forma de vida de quienes pretenden acceder a los cargos de responsabilidad de las hermandades, pues deben dar ejemplo con sus conductas y sus actuaciones, ser portadores y divulgadores del mensaje de Cristo y no ir contra Él, que es lo parece o aparenta estar sucediendo.

Los lamentables hechos, protagonizados por el prioste de la Hermandad del Juncal, son tan reprobables como lamentables. Pisotear un enser que porta la Santísima Virgen, bailar sobre ella y concluir con una frase que preconiza la mayor falta de respeto y consideración a los devotos y fieles de esa sagrada imagen, viene a confirmar la irrespetuosidad hacia los valores que sostienen a las hermandades y refrenda la necesidad de instalar filtros en las personas que quieren servir, ojo s-e-r-v-i-r no servirse, a la cofradía de sus amores. Éste insensato y bárbaro, que además vive de la producción de imágenes religiosas, debiera ser excluido de cualquier ámbito responsabilidad para toda la vida.

Son estos frikis los que están ofreciendo una imagen irreal de la celebración y conmemoración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Elementos como éste que aplauden a las bandas, elevan a la condición de héroes a los costaleros y colocan las fastuosidades materiales por encima de la condición religiosa y piadosa de la Imágenes, son los que nos sobran y los que nos desacreditan ante los que nos atacan, los que dan motivos y razones a quienes nos posicionan en la marginalidad. ¿A ninguno de éstos frikis les gusta la playa, la temporada de ópera de Milán o los deportes de altos riesgos?"
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